Hoy nos ha dejado mi querido gato Pancho.
Llevaba casi año y medio luchando contra una insuficiencia renal que poco a poco ha ido avanzando, aunque ha aguantado como un campeón hasta el último momento. Ponerle la fatídica inyección ha sido una decisión dura, pero no difícil en el sentido de que no queríamos que el pobre sufriera.
14 años y medio, llevaba más de media vida con esta bola de pelos rondando por la casa, ofreciendo su silenciosa compañía, acariciando su suave pelaje, acompañándole de camino a la cocina para echarle de comer y hacerle rabiar esperando, disfrutando del brillo que tenía en la mirada cuando maullaba insistentemente reclamando su comida.
Ahora mismo siento una extraña soledad. Me siento arropado por mi familia, Ana y mis amigos, pero a la vez me siento solo, me falta mi gatazo.
Me queda el consuelo (o la satisfacción) de saber que vivió bien, mejor de lo que ninguno jamás conseguiremos, de que estuve con él hasta el final, acompañándole, no dejándole solo porque él nunca me dejó solo a mí.
Quiero acabar agradeciendo todo el apoyo que me habéis mostrado a Pancho y a mí. Algunos nisiquiera le conocíais más que por alguna foto, pero habéis estado ahí. Gracias, de corazón.
viernes, 9 de enero de 2009
Adiós a un gran amigo
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1 comentario:
Por supuesto que ese gatito malo nunca lo olvidaremos,como Manolo y yo entre otros
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