viernes, 13 de noviembre de 2009

Sin curro, con curro, sin curro

Volvemos a las andadas. Otra vez me tiro la releche de tiempo sin actualizar el blog y en vez de contar cosicas poco a poco contaré varias de golpe.

En episodios anteriores me había quedado sin curro en la Campofrío y andaba buscando y tal...

Después de una temporada de dudas, de buscar y no encontrar y de no saber qué narices hacer con mi vida, un buen día me llaman en relación a una oferta de trabajo a la que me había apuntado (y que ya apenas ni me acordaba). Se trataba de un trabajo de comercial para una editorial (no voy a dar nombres). Se me citó para ir al día siguiente a que se realizara la pertinente entrevista.

Curiosidad nº 1: allá por abril-mayo acudí a esa misma editorial a una entrevista para un puesto de mozo de almacén. No salió, pero al menos ya conocía el sitio.

La cosa es que llego a la entrevista y todo es similar a aquella vez anterior, sólo que el entrevistador es otro. Muy majo, D., me pregunta si conozco la empresa. Le digo que sí ya que meses antes acudí a otra entrevista y además mis padres han sido clientes. De hecho aquí viene la Curiosidad nº 2:

D. estuvo 4 días antes en mi casa intentando hacerle una venta a mi madre. El "pesao" que se tiró una hora intentando estaba sentado frente a mí explicándome por encima el método de trabajo de la empresa. Una anécdota curiosa.

Terminada la entrevista quedé en stand-by por si me llamaban anunciándome que fuera de los elegidos. Curiosamente, esa misma tarde me llamaron para decírmelo, ni yo me lo creía ya que en la entrevista dije que nunca había trabajado de comercial y no tenía ni idea de si se me podría dar bien o no.

Al día siguiente nos citaron a los elegidos para darnos los detalles del trabajo, conocernos y demás. Allí estaban D. (el jefe), J., G., S., D2. y J2.

Nos tiramos una semana de formación a cargo de la empresa, conociendo y aprendiendo el método de venta y también conociéndonos entre nosotros. La verdad es que el ambiente es genial y la gente la hostia.

Al cabo de esa semana de formación ya salimos a la calle, bien arregladitos y con nuestras mejores galas. Fueron pasando los días y las ventas no llegaban, excepto para J., que empezó con muy buen pie.

Finalmente la semana pasada D. nos avisó de que para superar el período de prueba debíamos conseguir al menos una venta. Nos dió todo su apoyo y nos animó mucho, pero ciertos problemas ajenos a nosotros nos privaron de las suficientes oportunidades para obtener la venta.

Esta semana he trabajado a tope, lleno de confianza y con las pilas cargadas. Atrás quedaron las dudas y los nervios de los primeros días. Cada vez me sentía más a gusto y disfrutaba un trabajo que a priori no me daba confianza y no me veía en él.

Lamentablemente la venta no llegó y, pese al reconocimiento de D. al esfuerzo hecho, las normas de la empresa son claras y no vender es no superar el período de prueba y por lo tanto no seguir en la empresa.

Así que tocó deshacer el maletín y marcharse, pero con la satisfacción de haberlo intentado hasta el final, de haber hecho todo lo posible aprendiendo de cada error y mejorando día a día. Me quedo con lo bueno, que es la experiencia, el haberme adaptado a un trabajo del que no sabía nada, los compañeros (geniales todos)...

Ahora toca otra vez seguir buscando y seguramente dentro de un tiempo tomar alguna que otra decisión importante, pero eso otro día...

1 comentario:

Unknown dijo...

Pos sin desanimarse,la venta es así,peor les ocurre a los que llevan 1 año vendiendo decentemente y te mandan a casita.